jueves, 20 de enero de 2011

Nebula (fragmento)

El silencio de la noche contrastaba con sus ojos, dejo sus intenciones colgadas en el tiempo mientras el paisaje de alrededor le mostraba algo completamente diferente. Los tequilas empezaron a tomar protagonismo sobre ella que yacía tendida sobre el sofá de la habitación.
Dejo sus llaves encima de la mesa de noche, quiso calcular la distancia entre el y ella, entre sus cuerpos, sus vidas, sus experiencias, su tiempo, sin duda había mucho tiempo entre los dos. Ella balbuceaba una y otra vez el nombre de aquella persona a la que dijo solía amar, le llamo mucho la atención aquella situación se acerco un poco mas, inclino su cabeza y le susurro al oído el nombre de su asesino, del que fue su verdugo, del que dejo partes suyas descuartizadas tendidas sobre su cama, del que dijo sabia amarle como nadie lo a echo.

- ¿Me amas? - dijo el.

- te amo mas que a nada maldito hijo de puta - dijo ella.

Suspiro recordando esas palabras hijo de puta, tenia razón sin duda en tres años se había convertido en su propia peste, como si el destino le propiciase convertirse en lo que mas repugnaba o amar lo que menos quería.

- Estas ebria, eres una maldita ebria! - dijo el.

- y acaso no te encanto cuando estoy ebria, acaso esa no es la única manera en la que te encanta besarme? porque no es acaso la única manera en la que lo haces - dijo ella.


Se paro en busca de una manta para cubrirla omitiendo aquella defensa de su parte, ella le mentaba a todos los santos cada vez que el hacia ruido como si compitiese por responder a su propio eco en aquella habitación, le quito los zapatos para arroparla mientras ella sollozaba jadeante.

- déjame en paz! -dijo ella.
- demonios solo déjame cubrirte y me iré - dijo el.

Ella reacciono con su respuesta se sentó a rastras con sus codos todos rasmillados y golpeados después del espectáculo que dio en pleno centro de la ciudad al salir de aquel bar.

- quieres irte justo cuando todo empezaba a ponerse mejor? dijo ella.
- si me voy - dijo el.

Se paro tambaleante y se dirijo hacia el, se sentó sobre sus piernas cogió sus manos, y las puso sobre sus pechos, esos pequeños pechos blancos y cálidos que habían sido protagonistas de innumerables fantasías en aquellas caminatas nocturnas después de las clases en la universidad, mientras ella le repetía no es acaso por lo que as venido maldito mentiroso, cobarde. Se acerco a su cuello y le beso sin mesura, el la cogió entre brazos aprieto su existencia a la pared la desvistió de a poquitos mientras resollaban despacio en aquel salón. el amor es grande como el impacto de un asteroide, sin limites de paredes que se pierden en el horizonte de la oscuridad donde se hacen infinitos y efímeros, como perros carroñeros que aúllan pidiendo mas cuerpos en descomposición y a lo lejos los ecos anuncia que las cosas han sido destruidas, mientras sus cuerpos entrelazados se fundían con las sabanas inmolando la creación, cual hojas secas en otoño que se dispersan por las aceras en notas dolidas de alguna melodía pasajera.


- Como desearía una noche mas, solo una... - dijo ella.

(como tiemblo ante tus recuerdos, ante la sensación de tu dulce boca que me grita desde la oscuridad, mientras me envuelvo en tus caderas. muy pronto estaremos juntos como estos días, pronto lo lento y torpe de nuestros cuerpos se volverán a encontrar...)

"te siento entre mis piernas...
te amo dolorosamente...
te amo ludicamente...
te amo entre sombras...
te amo entre sabanas..."


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